Por Lluís Sempere
Juan José Aguado Baena, nace en Madrid, donde realiza sus estudios superiores de Música en el Real Conservatorio de Música de Madrid. Estudió violín y dirección con algunos de los mejores profesores nacionales e internacionales. Desde hace años, desarrolla una larga carrera como intérprete, director y docente.
En 2016 comenzó a dirigir la Orquesta Sinfónica de la Primitiva de Llíria con la que este 2023 ha conseguido, por segunda vez, ganar el concurso de orquestas de Caixa Bank.
Pregunta: Eres madrileño de nacimiento, pero llevas años trabajando en la Comunidad Valenciana. ¿Cómo vives la tradición musical de esta tierra?
Respuesta: Soy madrileño de nacimiento y crecimiento, pero mi familia es valenciana, por lo que nunca hemos perdido la conexión con la tierra, lo que me ha brindado poder vivir la cultura musical de nuestras sociedades, disfrutar de nuestras bandas, tradiciones y toda la vida social que las rodean, certamen de bandas, fiestas de Santa Cecilia, etc.
P: En la Comunidad Valenciana estamos muy acostumbrados a unos inicios en la música que tienen que ver con la presencia de las sociedades musicales y su tradición. ¿Cómo fueron tus inicios en la música?
R: Mis comienzos musicales los recuerdo como una etapa muy bonita en mi vida, tuve la suerte de pertenecer a una familia en la que todos sus integrantes eran músicos, profesionales y de afición, mi padre trompetista, mi madre pianista, y mis dos abuelos tuba y clarinete. Si le sumo varios tíos profesionales en la música, puedo asegurar que nunca me faltó cultura musical, viviendo numerosas anécdotas infantiles en las orquestas, conservatorios y bandas más importantes de Madrid. Al llegar el deseado verano, mis vacaciones comenzaban en Valencia, viviendo la banda, esos ensayos nocturnos en la calle hasta bien entrada la madrugada, yo era violinista en un lugar donde todavía no existían las orquestas, pero nunca me faltaron buenos amigos ni buena música.
“Cuando en verano venía a Valencia, yo era violinista en un lugar donde todavía no existían las orquestas, pero nunca me faltaron buenos amigos ni buena música”
P: En qué momento decidiste dedicarte profesionalmente a la música. ¿y a la dirección?
R: No sé cuándo, quizás al nacer, crecí con ella, siempre fue parte de mi vida. Solo al comienzo del antiguo COU, viendo que no encontraba carrera universitaria que deseara, decidí proseguir mis estudios en el conservatorio, con la suerte de entrar muy temprano en orquestas profesionales. Como consecuencia de ese trabajo orquestal, muchas orquestas en formación me contrataban como profesor de cuerda, dándome la oportunidad de dirigir varias de esas formaciones y conocer a bastantes directores que me animaron a seguir el camino de la dirección, algo que hice. Otro mundo diferente, pero con la misma satisfacción que el violín, no solo tocaba la música como yo deseaba, sino que, además, podía conseguir lo mismo con una orquesta.
P: Tu trayectoria como director te ha llevado a dirigir grandes formaciones orquestales, ¿de qué forma puedes compaginar este trabajo con tu faceta de violinista, tu faceta docente, etc.?
R: Algunas personas pueden pensar en lo sacrificado que es compaginar esas tres facetas musicales, dirigir, tocar y enseñar música, pero personalmente me siento agradecido de poder hacerlo. Desde los 20 años no he dejado de trabajar en estas tres líneas musicales profesionalmente, no me aburro puesto que tengo que encontrar sitio en la agenda y sobre todo para estudiar, algo que el músico no olvida realizar. Hasta el día de hoy, no me ha abandonado el entusiasmo, cuando me siento a tocar el violín en una orquesta, los ensayos se me hacen cortos y cuando dirijo a mis orquestas creo que ellos podrían decir si me falta o no energía.
P: Desde 2016 diriges la orquesta del Clarín, ¿en qué se diferencia la orquesta que te encontraste al llegar con la que tienes ahora?
R: Creo que lo más importante es agradecer a mis antecesores todo el trabajo que realizaron para que yo encontrara este grupo de músicos, por muy bien que uno trabaje. Nadie podría haber realizado un concierto con la Orquesta Sinfónica de la Primitiva de Llíria si don Rafael Villarejo no la hubiera fundado y consolidado en un mundo donde la cuerda era algo extraño en nuestras sociedades musicales.
P: En este tiempo habéis ganado en dos ocasiones el concurso de CaixaBank, en 2019 y 2023. ¿Cómo vivís desde la orquesta este gran éxito?
R: Creo que el éxito es fruto de un comportamiento, de una lucha, de un corazón fuerte, de una unidad de grupo. La orquesta siempre trabaja igual, haya o no concurso. Cuando los músicos deciden ir al concurso CaixaBank, aumentan la exigencia musical y el número de ensayos. Como director, notas que piden más cada ensayo, se exigen el doble en su estudio y ves como en sus vidas, el porcentaje de tiempo que ocupan a la orquesta del clarín es mayor. Nadie sabe lo mucho que se presionan, lo que aguantan en los ensayos cuando insisto en los mismos puntos constantemente. Hay que resaltar la ayuda de nuestro gran maestro Manuel Galduf, director incombustible con una gran energía y sabiduría, que asiste a los ensayos siempre que puede y al que todo clarinero quiere. Todas estas vivencias hacen que seamos una de las más importantes sociedades musicales y mi pertenencia a ella me enorgullece, es un honor ser parte de la Primitiva de Lliria.
“Creo que el éxito es fruto de un comportamiento, de una lucha, de un corazón fuerte, de una unidad de grupo”
P: ¿Qué proyectos os planteáis de cara al futuro con la orquesta del Clarín?
R: A corto plazo el proyecto deseo que sea continuista, venimos de un año fructífero en torno a la orquesta con la realización de dos conciertos, uno con el coro Francisco Salinas en la Clerecía de Salamanca interpretando la misa de la coronación de Mozart y el otro en Zamora para la Cofradía Jesús de Nazareno con un programa muy exigente. Espero que este año que viene sea igual como mínimo. Ya a medio y largo plazo, no faltan proyectos ambiciosos que mejor no nombrar por si no se llevan a cabo, pero cuya finalidad es hacer que el músico existente siga con la misma ilusión formando parte de la orquesta y hacer que las siguientes generaciones de músicos se integren a la orquesta. Todas las sociedades hemos sufrido unos años convulsos provocados por la pandemia, que han afectado al numero de educandos, tenemos un arduo trabajo por delante, pero seguro dará sus frutos a partir del año que viene.