Este año la Sección de Honor del Certamen Internacional de Bandas de Música (CIBM) tendrá como obra obligada La Vall de la Murta del compositor valenciano Andrés Valero-Castells. Él recibió la noticia de la mano de Fernando Bonete, director de la Banda Municipal de Valencia. Andrés Valero afirma que “cuando me dijo que era el compositor elegido para Sección de Honor mi alegría fue inmensa”.
Pero no es la primera vez que sus composiciones están presentes en un el CIBM dentro de la Sala Iturbi del Palau de la Música. El 2001 compuso por encargo del Certamen Internacional de Valencia, Polifemo para la Sección Segunda. Des de aquel año el compositor valenciano no ha podido disfrutar de una de sus obras como obligada, aunque sí que se han interpretado algunas de sus composiciones como libres, durante todo este tiempo.
Andrés Valero reconoce que para la edición 129 del CIBM “me dieron la opción de escribir una obra nueva para la Sección de Honor, pero por falta de tiempo decliné la propuesta, de modo que se trataba de escoger una de las obras ya compuestas. Pensé en mi Sinfonía Nº 5 en DO, por ser la obra más actual de mi repertorio (del año 2009), pero finalmente eligieron la Sinfonía Nº 1, La Vall de la Murta. Se estrenó precisamente en este mismo certamen hace ya muchos años y la han interpretado muchas bandas y, por este motivo, pensaron que no suponía ninguna ventaja como tampoco desventaja para las posibles bandas participantes.”
La Vall de la Murta es una obra encargada por la Sociedad Musical de Alzira para conmemorar el VI Centenario de la fundación del Monasterio de Santa María de la Murta. Se interpretó, en primer lugar, en el Gran Teatro de Alzira, para más tarde estrenarse en el CIBM del año 2002. Ese año la sociedad musical alcireña, bajo la batuta de Ángel Crespo, consiguió el Primer Premio en Sección de Honor. Así, pues, la composición de Andrés Valero “salió por la puerta grande”.
Según Valero-Castells, se trata de una obra de considerable dificultad y que por la exigente plantilla que requiere es accesible a pocas bandas. Aun así, ha sido interpretada por multitud de agrupaciones, entre las que se encuentran La Artística de Buñol, la Banda de la FSMCV, Unión Musical Utielana, Banda Primitiva de Llíria, La Concordia de Friburgo de Suiza, etc.
El domingo, 19 de julio de 2015, volverá a interpretarse esta obra majestuosa hecha a medida de un paraje idílico como es La Vall de la Murta. Andrés Valero-Castells agradece al CIBM el reconocimiento que le han dado, pero no se olvida de las bandas sinfónicas participantes a las cuales dice que “estoy muy agradecido de antemano por el esfuerzo que van a tener que hacer, puesto que la obra tiene partes de bastante dificultad. Si tuviera que darles un consejo, les diría que visiten el paraje natural que me inspiró, para así poder entender mejor las descripciones sonoras que pueden encontrar en La Vall de la Murta.
Análisis de La Vall de la Murta (Andrés Valero-Castells)
Se trata de una pieza de carácter marcadamente descriptivo, siendo fruto de la honda impresión que la visita al valle causó en el autor, tanto por su valía histórica como por su belleza natural.
El primer movimiento se divide en dos secciones: Les Serres y L’Incendi. Dos son los montes que quedan reflejados, el Cavall Bernat y Les Agulles. El primero de ellos con su aspecto noble y tranquilo, al tiempo que grandioso y solemne, será uno de los elementos más importantes, puesto que parte de su temática musical reaparecerá de forma cíclica en el desarrollo de la obra. El segundo es altamente contrastante porque su imagen visual (tosca, punzante, ruda, multiforme) resulta radicalmente distinta. Finalmente se recrea uno de los peores incendios ocurridos en tan singular paraje, el de 1983; cerramos los ojos y por momentos podemos escuchar al más nefasto de los invitados, el fuego.
El segundo tiempo está inspirado en la verdadera perla arqueológica del valle: el Monestir. La atmósfera inicial de profunda reflexión religiosa, creada gracias al modalismo gregoriano, da paso a la progresiva edificación del no por modesto, menos valioso tesoro histórico. De algún modo este pasaje evoca la evolución desde los primeros núcleos ermitaños hasta el pleno establecimiento de la Orden de San Jerónimo en 1401. Concluye con la reexposición de la imagen sonora de los monjes orando apaciblemente en su claustro.
Dos son también las secciones del tercer y último movimiento. En primer lugar aparecen, a ritmo de djembés, los temidos Pirates Moros, que con posterioridad a la dominación musulmana frecuentaban maliciosamente las cercanías a la costa; con su marcha suena de nuevo la paz y recogimiento monacal. La segunda sección se abre con una brillante fanfarria, que indica la llegada del personaje más ilustre que ha visitado el lugar, Felipe II. Es el año 1586, uno de los momentos de mayor esplendor; tal es la fastuosidad del acontecimiento, que para que las carrozas reales accedan al monasterio, se ha de construir a propósito un nuevo puente, el Pont de Pedra.
Compositor, Andrés Valero-Castells
Andrés Valero-Castells es uno de los compositores con más renombre del panorama actual valenciano. Se formó en el Conservatorio Superior de Valencia y de Murcia titulándose en ocho especialidades y obteniendo merecidos reconocimientos: cuatro Menciones de Honor y Premio Extraordinario de Fin de Carrera en Composición. Valero completo su formación con diversos cursos de perfeccionamiento y posgrado. Actualmente, ocupa una càtedra de composición en el Conservatorio “Joaquín Rodrigo” de Valencia.
A lo largo de su carrera ha obtenido importantes galardones por su trabajo. Las composiciones de Valero-Castells han traspasado las fronteras valencianas para sonar, con gran éxito, no solo en España, sinó en casi todo el mundo. Su música se ha podido escuchar en la mayor parte de Europa y en Estados Unidos, Argentina, Puerto Rico, Colombia, Panamá, Costa Rica, Japón, Corea, Singapur, Hong Kong, etc.
Para poder escuchar la obra, pinche aquí
Fuentes: Andrés Valero-Castells